Crear una franquicia
¿Qué empresas pueden crear su franquicia?
La respuesta simple a esta pregunta sería decir que cualquier empresa puede convertirse en una franquicia, pero, como decimos, esto es simplificarlo mucho. Para ser franquiciador es necesario que la empresa cumpla unos requisitos predeterminados ya sea por motivos legales, empresariales o por el código deontológico de la franquicia.
Para poder convertir una empresa en franquiciadora se necesita:
Una marca
La empresa debe ser propietaria de una marca o de un nombre comercial registrado para poder convertirse en una franquicia. Es imprescindible que la empresa tenga la propiedad del nombre o marca o, como mínimo, los derechos de explotación y el permiso legal para cederlo. Es importante que esta marca sea reconocida por el público y esté bien valorada para que el hecho de franquiciarla tenga sentido.
Producto exclusivo
Es necesario que la empresa venda un producto o servicio que sea exclusivo, ya sea en su forma y características o en su presentación al público y su forma de venderlo.
Tener un “Know How”
Tener bien definido un modelo de trabajo completo, exclusivo y con capacidad de ser reproducido y transmitido. Esto es, una manera única que debe tener el negocio de gestionarse y hacer las cosas siguiendo unos valores y cultura empresariales específicos y transmisibles. Este “Know How” puede estar basado en cómo se presta el servicio, qué procesos deben llevarse a cabo, qué se ofrece al cliente y cómo se le ofrece, qué tipo de proveedores se utilizan, cómo debe ser el diseño físico del negocio o una mezcla entre más de una de estas u otras cuestiones.
Negocio rentable
Es importante que el negocio que se va a franquiciar tenga cierto éxito y, sobre todo, que su rentabilidad haya sido probada en ocasiones anteriores para poder garantizar al futuro franquiciado la recuperación de su inversión. De esta manera el franquiciador también se asegura de que el franquiciador tendrá la liquidez suficiente para pagar las cuotas periódicas en concepto de royalties.
Programa formativo
El franquiciador debe disponer de un plan de formación para transmitir su “Know How” y conocimientos sobre el negocio a los futuros franquiciados. Esto aumentará las probabilidades de éxito de las franquicias. Es necesario también que la empresa franquiciadora trace un plan de formación continua para transmitir las mejoras que se incorporen al negocio a todos los franquiciados.
Interés estable
El negocio al que se dedique la empresa debe suscitar un interés continuado y con previsiones de durabilidad al cliente potencial. En caso de que el interés por el producto o la actividad sea una moda pasajera, no tiene sentido franquiciarla, pues a largo plazo sus franquicias perderán el interés del cliente y dejarán de ser rentables
Soporte continuo
La empresa franquiciadora debe tener capacidad para proporcionar asistencia técnica continua al franquiciado.
Inscripción en el registro de franquiciadores
Las empresas que quieran adherirse al sistema de franquicias deben comunicar sus datos, en un plazo máximo de 3 meses desde el inicio de la actividad. Esta comunicación debe hacerse al registro de la comunidad autónoma donde vaya a iniciar la actividad o, en caso de que la CC. La no comunicación de los datos del nuevo franquiciador al registro de franquiciadores dentro del plazo establecido supone una sanción para la empresa. Dicho registro, está previsto en el artículo 62.2 de la Ley 7/1996 de 15 de enero donde se regula el comercio minorista. Se trata de un registro público y administrativo a efectos de información y publicidad. Dicho registro depende de la Dirección General de Política Comercial del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Cumplir el Real Decreto 201/2010 de 26 de febrero
Este RD regula los requisitos legales necesarios para el ejercicio de la actividad comercial en régimen de franquicia.
Contrato
Debe establecerse un contrato de franquicia tipo para formalizar el acuerdo con los franquiciados. Este contrato debe establecer las normas de funcionamiento de las franquicias y la relación a mantener entre franquiciador y franquiciado. Se establecen en él también los derechos y obligaciones de ambas partes, así como las condiciones económicas del acuerdo.
Teniendo en cuenta estas características, hay ciertos sectores que quedan descartados del sector franquicia puesto que hay conocimientos o “Know How” que no pueden ser transmitidos. Imaginemos a cualquier profesional creativo, como puede ser un pintor, un músico o un ilustrador, estas habilidades y conocimientos no pueden enseñarse y, por lo tanto, no tienen lugar en una franquicia.
En este mismo sentido, hay formas de hacer de las empresas, que no pueden ser transmitidas y, por lo tanto, no deben formar parte del “Know How” de la misma. Pongamos por ejemplo que la clave del éxito de un negocio es la amabilidad de su vendedora, o la capacidad de comunicación de un comercial, esto es imposible replicarlo y, por lo tanto, transmitirlo como se requiere en un sistema de franquicias.
Además de todo esto, es imprescindible que la marca alcance cierto éxito en la actividad a realizar antes de unirse al sistema de franquicias y pruebe el sistema en uno o más centros piloto durante, al menos, un año. Un centro piloto es un centro propio de la empresa franquiciadora donde se inicia la actividad de la misma y se comprueba la viabilidad del negocio.
La actividad de las franquicias y sus partes, incluido el franquiciador, está también regulada por el código deontológico europeo de la franquicia. Este no es más que un conjunto de principios éticos que deben predominar en las relaciones entre franquiciador y franquiciados. Con este código se autorregula la industria de los sistemas de franquicias y sirve como guía y orientación a todos los interesados en participar en cualquiera de las partes de un sistema de franquicia.
Concluimos entonces que es susceptible de ser franquiciada cualquier empresa rentable y con éxito que tenga una marca o nombre propio registrado, con un “Know How” o procedimiento exclusivo y transmisible y capacidad administrativa para gestionar tanto la formación de los franquiciados como su supervisión continua.
Por lo general, para decidir si franquiciar o no un negocio se suelen tener en cuenta cuatro ejes fundamentales: el tiempo, el capital, los empleados y/o el riesgo.
Se puede decir que un negocio está preparado para ser franquiciado si, tras un análisis estratégico, se valida el modelo de negocio y se está dispuesto a asumir los riesgos que, aunque mínimos, existen en el sistema de franquicias.
Sabiendo esto, podemos establecer una serie de pasos a seguir para convertir una empresa en franquiciadora:
• Conocer el sistema de franquicias: Estudiar su funcionamiento, buscar ejemplos de éxitos y fracasos que puedan orientarnos, conocer y entender la legalidad vigente al respecto y conocer el mercado en el que se van a desarrollar las franquicia.
• Comprobar que el negocio es susceptible de ser franquiciado: Ver si la empresa cumple con los requisitos para ello y analizar si sería un modelo de negocio viable en su caso. En caso de no cumplir los requisitos, pero si ser un negocio, por su actividad, con capacidad para ser franquiciado, puede reinventarse el modelo de negocio para adaptarlo a las necesidades de un sistema de franquicias. Debe realizarse una evaluación realista del negocio, comprobar su rentabilidad y ver si realmente está preparado para franquiciarse. Iniciar un plan de franquicias para resolver los problemas económicos del negocio beneficiándose de la economía de escala, por ejemplo, no es una buena idea y puede hacer que al final el problema aumente.
• Establecer un programa de franquicia: Definir el plan a seguir, elaborar los manuales para los franquiciados, establecer un plan de formación inicial y continua, preparar los contratos base y definir quién o qué departamento se encargará de la supervisión de las franquicias, la selección de los franquiciados y la formación.
• Probar el sistema: Iniciar la implementación del sistema con una o varias franquicias piloto en las que se corrijan los posibles errores y se comprueben de forma práctica las fortalezas y debilidades del modelo.
• Iniciar la expansión: Empezar a otorgar las franquicias y desarrollar el plan establecido para conseguir franquiciados.
Si se siguen estos pasos y se supervisa cada uno tras su consecución, la marca será capaz de implantar un sistema de franquicias efectivo para su negocio y llevarlo a cabo sin inconvenientes. No es necesario que la empresa franquiciadora tenga años de historia antes de iniciarse en el sistema de franquicias, si el negocio está bien diseñado y organizado, puede empezar a franquiciarse en poco tiempo.
Es importante tener en cuenta que no es necesario que un negocio sea perfecto para poder iniciar un programa de franquicias. El franquiciado podrá aprender tanto de los éxitos como de los fracasos de la marca y ayudará también con sus éxitos y fracasos a que la marca evolucione. Por tanto, una franquicia tendrá ventajas sobre un negocio nuevo, aunque la marca franquiciadora no haya alcanzado la perfección.
Por último, la decisión de franquiciar o no una marca debe basarse en los objetivos personales y profesionales de su dueño o dueños. Es importante que la empresa vea cómo quiere evolucionar o en qué dirección quiere avanzar para comprobar si el sistema de franquicias está alineado con sus metas.